Oriol -180416-
-A
MEDIDA QUE RECONOCEMOS EL ALMA-
Oriol, Escritor y Terapeuta.
La representación de nuestras
propias experiencias, se refleja a través nuestro como si de un cristal se
tratara. A medida que nos adentramos, en comprender como vernos a sí mismos a través
de este, experimentamos como salen a la luz, todas y cada una de esas “sombras”
que nos impiden reconocer, como afrontar nuestros propios destinos. Sean cuales
sean las experiencias, que hemos vivido estas actúan haciéndonos partícipes, de
todo ese potencial que tenemos cada uno, y que actúa directamente a través de
la versión de sí mismos, que tenemos a la hora de afrontar esas “sombras” en el
transcurso o desarrollo, de nuestro propio aprendizaje.
A medida que más nos
adentramos, en estas se reflejan en nuestras existencias, los abismos a través de
los cuales representar todas y cada una, de las secuencias con las cuales
procesar, toda esa información la cual, en muchos momentos tan solo nos impide,
el poder comprender de veras su propia manifestación. Sean cuales sean esos
patrones, que nos limitan o nos impiden desarrollar nuestro verdadero potencial,
tan solo actúan bajo el aspecto más denso, de nuestras existencias. A medida
que comprendemos y nos adentramos, en experimentar la sabiduría de nuestras
existencias, esta nos abre las puertas a comprender que todo flujo, de energía que
podamos experimentar tan solo actúa, bajo la presencia de ese inferior el cual
procesa, ese primer velo que hemos de trascender.
Muchas mentes, sienten que
tienen que luchar con este para poder avanzar, cuando en realidad tan solo
refuerzan que este se haga más fuerte, impidiendo que las “sombras” tengan la
capacidad de actuar, bajo su propia defensa. En nuestras experiencias, estas
toman una importancia más que elevada, cuando comprendemos de qué forma,
procesar la información que estamos experimentando. Muchas mentes, se ciñen a
las palabras al pie de la letra cuando estas, tan solo reflejan un estado a través
del cual procesar, todo aspecto o reconocimiento a un nivel más interno. Para el
Alma, toda manifestación se eleva a un estado sublime, de la experiencia física
que vivimos en la Tierra. Esta trasciende todo el aspecto lineal limitado,
actuando bajo la perfección del Amor en toda su propia manifestación.
A medida que nos adentramos en
reconocer el Alma, esta fortalece esas experiencias o conductas las cuales,
merecen de ser experimentadas bajo el foco, de una inmensidad sumida en la sabiduría
interna. Toda conexión con esa parte más interna, sostiene que nos encontremos
a sí mismos, desarrollando todo el poder que reside en nuestro interior, el
cual nos beneficia de forma exponencial, una vez toda impresión es reconocida
desde el centro. El Alma contiene toda la información, no tan solo de esta
experiencia, sino de múltiples experiencias atrás y de contextos futuros,
dentro de los cuales procesaremos las vivencias que nos representen, en la
actualidad haciéndonos tomar consciencia de quienes somos en realidad, dentro
de una percepción humana en desarrollo de aprendizaje.
La visión limitada de
realidad, en la cual nos vemos así mismos inmersos, tan solo refleja la entrega
de poder a través de la cual nuestros propios sentimientos emociones, actúan en
esa franja de tiempo que llamamos lineal. Una vez trascendemos esos aspectos,
estos se profundizan en presenciar la extensión del Alma, a medida que integra
e reconoce la longitud a través de la cual, se representa el mental no
desarrollado. Existen múltiples formas de re-cablear esta información, tan solo
es necesario restablecer, los aspectos internos a través de los cuales,
nuestras experiencias adoptan un estado de maduración, más certero y
comprometido con nuestros propósitos y destinos.
Una vez, somos capaces de
gestionar esta experiencia como humanos, fuera de toda longitud de onda no
desarrollada, se anclan a través nuestro aspectos y conductas, más sofisticadas
que representan la energía del Alma, aquí en la Tierra. Disfrutar de esta
lectura, y hacerla vuestra en el ahora.
Oriol, gracias por su lectura
y difusión.
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